Volvemos con un homenaje precioso en el que se mezclan madres, hijas, abuelas, bisabuelas… Os lo dejamos para que disfrutéis:
Este homenaje es para mi abuela y mi bisabuela. Se podrían decir mil cosas de todo lo que cosieron a lo largo de su vida. Junto a mi madre, quiero mostraros algo que tiene un gran valor sentimental. Es el traje que le hicieron a Gisela, la muñeca que los Reyes Magos le dejaron a mi madre en 1957, cuando no tenía más que 4 años. Va vestida de pasiega porque su tío, el que escribió la carta para que le trajeran una muñeca en casa de la bisabuela, trabajaba entonces en Santander.
En la foto no se aprecia, pero tenía azabaches en el delantal y zapatos de charol. Al natural debía ser precioso.
El trabajo fue complicado porque ambas mujeres tenían que esperar a los pocos ratos en los que se quedaban solas. Aprovechaban cuando los peques (por aquel entonces eran tres niños y una niña) se iban a la Novena del Niño Jesús pero hacía tanto frío que volvían a casa en cuanto podían y ni las “sugerencias” de mi abuela para que se fueran a ver escaparates de juguetes funcionaban, ¡Se sabían de memoria todo lo que había en las dos únicas jugueterías de la ciudad!
Mi madre todavía recuerda ese día de Reyes como el mejor en mucho tiempo. La ilusión fue tremenda, ¡no sólo estaba Gisela sino también una silleta para la muñeca!
Aquí la veis 3 años después, con 7 años, y tanto la muñeca como el vestido seguían perfectos. El vestido que lleva mi madre también se lo hizo mi abuela.
Nos imaginamos los nervios, la ilusión y el esfuerzo que pusieron mi abuela y mi bisabuela para hacer este vestido y sobre todo ¡terminarlo a tiempo a pesar de todos los inconvenientes! Desde luego triunfaron porque la emoción de esa niña de 4 años todavía se recuerda.
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Si queréis participar en este homenaje a cualquier persona que haya hecho ropa a mano aquí podéis ver cómo hacerlo